4. Entra en acción
Es hora de ponerse manos a la obra: céntrate en la mejora continua y en asentar los hábitos.
Los resultados tardarán en aparecer más de lo que nos gustaría y no hay que obsesionarse con ellos.
Mejora continua
Nos tenemos que centrar en hacer las cosas, hoy un poco mejor que ayer; esta semana, mejor que la anterior; y este mes mejor que el pasado. Evitar cambios bruscos, prevenir lesiones y acordarnos de disfrutar, nuestros mejores argumentos.
No a las lesiones
Escucha a tu cuerpo y no sobrepases sus límites: una pequeña lesión por forzar más de la cuenta, es un salto atrás.
Dentro de nuestros hábitos, debemos incluir ejercicios de fortalecimiento para las zonas más sensibles o que nos den problemas.
Tan solo 2 cosas más que no debes olvidar:
El hábito es lo importante
Independientemente de las condiciones en las que estés, es fundamental que tu tiempo de actividad física sea sagrado. Este es el principio que te va a llevar a poder hacer los hábitos tuyos: cuando dudes, mira tus objetivos, y recuerda qué es lo importante para ti.
Si un día no puedes correr, da un paseo ese mismo tiempo.
Si tu bici no funciona, coge los patines.
Si el frío no te deja salir de casa, ¡entrena en el salón!.
Planificar periodos
¿Cuántas sesiones?. ¿De cuánta intensidad?. ¿Qué tipo de ejercicios?
Lo ideal es planificar un mes por adelantado, y después semana a semana ir organizando un plan más detallado. Deberíamos hacer ejercicio TODOS los días, pero si llevo un tiempo inactivo, es importante empezar de forma gradual.
En la sección de videos y ejercicios tenéis algunos ejemplos e ideas para que desarrolléis vuestro propio plan: recordad que debe ser variado, tener alternativas y tenéis que disfrutarlo, aunque al principio cueste un poco.